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Creemos que la función de la escuela en la época que nos toca vivir no se concibe ya en su apreciación tradicional, porque el vertiginoso desarrollo de los medios tecnológicos que brindan un gran caudal de información, disminuyen su misión como proveedora de la misma en beneficio de su función como formadora. Dicha función de la escuela se ha ido enriqueciendo con estudios y descubrimientos sobre el comportamiento del cerebro y es ahí, en ese contexto, que desde la propuesta de la escuela primaria consideramos asumir la función de estimular las múltiples inteligencias de los alumnos garantizando su diversidad cognitiva. Priorizamos así la formación humanista, social y del desarrollo de las potencialidades desde el abordaje de la Educación en Valores y Aprendizaje- Servicio.
La tarea de nuestra época no consiste sólo en afinar nuestras diversas inteligencias y emplearlas adecuadamente. Debemos combinar y armonizar las inteligencias, los conocimientos, la moralidad y la ética para crecer en un mundo mejor. Se busca afirmar el bienestar de los niños, de los padres y de los docentes.
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Los maestros son considerados como un componente esencial y activo de la experiencia de aprendizaje de los niños y al mismo tiempo aseguran su bienestar en la escuela. Apuntamos a formar ciudadanos activos y a promover los valores inherentes a la democracia, cultivando en la práctica el respeto mutuo, la responsabilidad, la honestidad y el cuidado. De esta manera, se espera que los adultos (docentes y padres) ayuden a desarrollar en los niños tales habilidades por medio de su interacción cotidiana.
Capacitamos a los docentes en la Teoría de las Inteligencias Múltiples reflexionando sobre las diferentes maneras de adquirir y representar los conocimientos; sobre los factores que promueven el aprendizaje o interfieren en él, buscando métodos y estrategias para facilitar el progreso de los alumnos. Se genera espacio y tiempo dedicado al análisis, el debate y la reflexión sobre la práctica pedagógica incorporándolo dentro de la semana laboral del docente como constructor e investigador del aprendizaje de sus alumnos.
Promovemos, además, la formación de equipos de trabajo autogestivos como un modelo coherente para aquello que nos proponemos con los alumnos: niños participativos, autónomos, críticos, con un nivel de iniciativa y compromiso con el hacer, siempre integrado con su sentir y su pensar.
Desde una práctica preventiva-educativa se establece un salón de juegos donde los alumnos van una vez por semana con sus docentes de aula y un profesional de la salud (psicomotricista, psicopedagogo) para jugar y a través de este juego detectar y acompañar las dificultades de desarrollo y aprendizaje que puedan surgir con los alumnos. |
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